Volvemos con otro de los ensayos de Filosofía de Hielo y Fuego, un libro surgido a raíz de las reflexiones que un grupo de escritores realizaron sobre Canción de Hielo y Fuego. Su autor, Bernat Roca, quien gestiona el blog Juego de Tronos y la filosofía, nos ha cedido amablemente uno de sus capítulos. Algunos podréis recordar otra de sus colaboraciones y, si no, nunca es tarde para hacer memoria si es Tywin Lannister el protagonista.

Pero en esta ocasión no vamos a hablar de un aspecto en concreto de la saga, sino más bien de la vileza de la condición humana, algo que Martin refleja a la perfección con su escritura y que tan presente se halla en nuestra historia. Los Romanov y los Targaryen pasean hoy de la mano para mostrarnos la codicia y las ansias de venganza que late incluso en lo más profundo de las causas más justas.


Los diamantes de Anastasia y los rubíes de Rhaegar

— Bernat Roca —


Un hombre bajó al agua con cuerdas y sacó los cadáveres. El primero que sacaron fue el de Nicolás. El agua estaba tan fría que los rostros de los cadáveres estaban sonrojados, como si estuvieran vivos…

radzinski, en 1918

El decisivo combate entre Rhaegar y Robert en el Tridente es el momento culminante de la Rebelión contra el rey Aerys II. En ese momento se empieza a hacer tabla rasa con el pasado, pues el fin de los Targaryen, de casi todos, supone un momento decisivo para millones de personas. El fin de una era y una corte centenaria. Recordemos el fragmento de Juego de Tronos:

Se habían enfrentado en el vado del Tridente, en el centro mismo de la batalla, Robert con su maza y su enorme yelmo astado, el príncipe Targaryen con su armadura negra. Llevaba en la coraza del pecho el dragón de tres cabezas de su Casa, todo recubierto de rubíes que refulgían a la luz del sol. Las aguas del Tridente enrojecieron en torno a los cascos de sus corceles mientras ellos cruzaban las armas una y otra vez, hasta que por último un golpe de la maza de Robert destrozó el dragón y el pecho que había debajo. Cuando Ned llegó al lugar, Rhaegar yacía ya muerto en el río, y hombres de ambos ejércitos se zambullían en las aguas turbias para buscar los rubíes que se habían desprendido de la armadura.

juego de tronos, eddard i

 

Tragicomedia. En medio del combate los soldados se sumergen en las aguas para encontrar los rubíes del príncipe caído. El telón cae con el asesinato de Elia Martell y sus hijos; el acto cruel sobre el cual se mantiene el reinado de Robert. Recordemos:

Corría el rumor de que la hijita de Rhaegar había gritado y llorado cuando la sacaron a rastras de debajo de la cama y vio las espadas. El niño no era más que un bebé, pero los soldados de Lord Tywin lo arrancaron del pecho de su madre y le estrellaron la cabeza contra la pared.

juego de tronos, eddard ii

 

Aparentemente nadie más, salvo Viserys y Daenerys, sobrevivieron a la matanza. Algo parecido sucedió durante la Revolución Rusa. El fin del antiguo régimen durante la Revolución Rusa de 1917 se produjo también con un baño de sangre de los reyes, príncipes y princesas rusas, también niños inocentes. La familia real de los Romanov fue custodiada tras la revolución de 1917 y la abdicación del Zar en una dacha de Ekaterimburgo. Durante la Guerra Civil Rusa y por miedo a una liberación y para evitar toda posibilidad de restauración, la familia real fue asesinada a sangre fría en uno de los actos más injustificables de aquella revolución en otros aspectos razonable e inevitable dada la situación de hambruna y agitación social. Pero como siempre dice Doran Martell: hay que proteger a los niños. Nadie sobrevivió al asesinato de la familia Romanov, en el que murieron el último zar de Rusia, su mujer, sus cinco hijos y sus criados, tiroteados y rematados a golpes de bayoneta en 1918, en un sótano de la dacha de Ekaterimburgo en la Rusia Central.

Tridente

Rhaegar versus Robert, por Tomasz Jedruszek

A pesar de las leyendas que surgieron, nadie escapó de aquella matanza. Una de las anécdotas más terribles de esa carnicería fue el destino de las joyas de los Romanov. Yurovski, de profesión joyero y uno de los asesinos, se propuso encontrar los diamantes de la familia real en la noche de la ejecución. Y, en efecto, los encontró: después de registrar los cadáveres descubrieron que entre la ropa de las hijas del zar habían cosido abundantes joyas (pesaban más de ocho kilos). Tragicomedia.

El asesinato de Elia y sus hijos, perpetrado por los hombres de Tywin Lannister como prueba de lealtad a los Baratheon, queda justificado por Robert. Recordemos:

[…]el odio que Robert sentía hacia los Targaryen rozaba la locura. Recordó las frases airadas que habían intercambiado cuando Tywin Lannister entregó a Robert como obsequio y muestra de lealtad los cadáveres de la esposa y los hijos de Rhaegar. Ned lo consideró un asesinato; Robert dijo que aquello era la guerra.

juego de tronos, eddard ii

 

La familia Romanov, en una imagen de 1915. (Foto: El Mundo)

También en nombre de los «nobles» ideales del Comunismo, la igualdad y la solidaridad, los inocentes son asesinados, y en medio de la carnicería unos bolcheviques sedientos de poder se arrojan a la búsqueda de los diamantes manchados de sangre de las hijas del Zar, que según la leyenda empezaron a saltar con los primeros disparos pues las mujeres los llevaban escondidos entre la ropa por miedo a ser robadas durante el cautiverio. Tragicomedia. Los diamantes de Anastasia (princesa que se dijo había sobrevivido y cuyo suplantación fue objeto de muchas polémicas resueltas hoy parece por el ADN) y los rubíes de Rhaegar… Anastasia era considerada según un hombre de la corte como «un diablillo encantador. Era traviesa y pocas veces se la veía cansada. Le gustaba hacer números cómicos con los perros, como si estuvieran en un circo». O sea, como Arya Stark, superviviente de la familia Stark. ¿Y donde sucede el incidente del lobo huargo? En palabras de Joffrey Baratheon:

—Enseguida —dijo Joffrey—. Estamos muy cerca del campo de batalla, es allí, donde el río traza una curva. Ahí fue donde mi padre mató a Rhaegar Targaryen, ¿sabías? Le aplastó el pecho, chas, a través de la armadura y todo. —Joffrey blandió un martillo de guerra imaginario para mostrarle cómo había sucedido—. Luego, mi tío Jaime mató al viejo ese, Aerys, y mi padre llegó a rey. ¿Qué es ese ruido?

juego de tronos, sansa i

 

Como en Poniente, los asesinos de la familia real recibieron un trato de favor a cambio del magnicidio. Los que desempeñaron un papel más relevante en el pelotón de ejecución fueron Yákov Yurovski y Medvédev-Kudrin. Posteriormente escribieron unas memorias en las que describieron en detalle la noche del asesinato. Ambos se sentían orgullosos de su papel en la historia. Los dos, hasta el final de sus vidas, ostentaron altos cargos de la administración y disfrutaron de una posición respetable en el seno de la sociedad soviética. Gregor Clegane es el brazo ejecutor de Tywin Lannister, uno de los nuevos jerarcas del Nuevo Orden de Poniente en la corrupta y decadente corte de Robert Baratheon. Tragicomedia. Y náusea, náusea frente a los horrores de la historia, esa montaña de escombros y ruinas como decía el malogrado Walter Benjamin en las Tesis sobre la filosofía de la historia. O como cantaron The Rolling Stones:

I stuck around St. Petersburg
When I saw it was a time for a change
Killed the czar and his ministers
Anastasia screamed in vain

the rolling stones, sympathy for the devil

CODA:

—Tienes que ir a ponerte algo bonito —le dijo Sansa—. Te lo manda la septa Mordane. Hoy vamos a viajar en el carromato de la reina con la princesa Myrcella.
—Yo no —replicó Arya al tiempo que intentaba deshacer un nudo en el pelaje gris de
Nymeria—. Mycah y yo vamos a cabalgar río arriba para buscar rubíes en el vado.
—Rubíes —repitió Sansa, desconcertada—. ¿Qué rubíes?
—Los rubíes de Rhaegar, por supuesto —contestó Arya mirándola como si la considerara estúpida—. Aquí es donde el rey Robert lo mató y consiguió la corona.
Sansa se quedó boquiabierta, mirando incrédula a su flacucha hermana pequeña.

juego de tronos, sansa i

 

PD. A Jordi Salinas, por aquellos días soleados en el jardín de las utopías que se desvanecieron en el aire.

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